No son más que los vértigos de la vida. Vienen. Van. Desquilibran. Siguen ruta escuchando The Doors. Paran en la estación. Compran facturas. Ruta, otra vez. Ahora escuchamos a J. Cash. Ruta. Líneas amarillas. Es todo vertiginoso, mientras aparece un acantilado de emociones. Eso es la vida. Toda esa combinación de parpadeos y vértigos. Como amanecer hoy, habiendo soñado nuevamente. Pensando en mi primito, y sus sueños, ¿qué soñará? soñará con su nuevo hermano, con el amor de su hermana. Este de la foto es otro primito, un primo más tecnológico. Menos poeta. Más dueño de pulseras crazy, yo qué. Hay tantos. En fin. Los vértigos: como Agustín mirando hacia la obra vecina. Valiente. Absorviendo la tierra que desmontaron. Corajudo. Mientras yo lo miro desde abajo y ruego que no se caiga. Emprendedor. Agustín también es músico: me toca Flaca con la guitarra, mientras mi tía lo reta por sus acordes. Él ama ir al cine. Cuántos vértigos hay en pocas palabras. Qué vida vertiginosa, la de todos nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario