miércoles, 21 de septiembre de 2011



Like a Rainbow, amanecí hoy. Después de desayunar la municipalidad, y recordar el wok que me comí anoche, fuimos a la inspección de obra. Seguido a eso, él me mostró la guitarra eléctrica. Parece que anoche cometió un percance y la rompió. La trae a escondidas, para que su sobrino no vea el lío en que se ha metido él. Su padre, entre tinta y tinta, le promete arreglarla con una prensita, mientras su sobrino duerma y no se entere de que la cola pega excelentemente bien la madera. Pasaban estas cosas mientras yo preparaba café con leche para todos y pensaba en la copadez de esta historia. En que el invierno se va, como la guitarra fisurada, la primavera ya está en el aire, y la cola baila para pegarse a nuestras pieles. La prensa nos amontona como a un par de maderas sensibles. Y el sol filtra el vidrio de la mañana. Se revelaron algunos fragmentos del cielo, pero el día aún no es orgasmo. Vamos a esperarlo.

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