lunes, 12 de septiembre de 2011















Dicen que mi voz se partió de un diamantito. Recién hablamos por teléfono. Luchábamos por habar. Por que, a quién le gusta tragarse pedazos de piedra mientras habla. ¿A quién? Llamaste tratando de averiguar por qué no escribí en todo el fin de semana. Lo sé. Nos contamos nuestras vidas, y antes de darme un beso de despedida soltaste: avisamecuandosalgásdelafacuynostomamosunacerveza. Así, tan rápido lo dijiste.

Corté con vos y me llamó mi abuela. Charlamos sobre el punto garvanzo y el problema que le genera tejer con ese hilo.



La dichosa comunicación.

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