jueves, 26 de mayo de 2011

En general, todos sabemos cómo es nuestra Mendoza. Hablamos de las diferencias sociales, de la nueva clase media, de los nuevos ricos, de la gente que no progresa, de toda la que ha evolucionado en estos ocho años.. y de toda la que no. En general, sentimos que somos cerrados, conservas, prejuiciosos y despreocupados por temas importantes. Nos hacemos llamar tibios y eso parece no molestar, parece..

Este verano, el año pasado, y el año anterior, a mi me dio la sensación de que los aires mendocinos estaban empezando a rotar. Sí. Quedan secuelas de nuestras etiquetas de latas de conservas, pero estamos yendo hacia los cambios, hacia nuevas tendencias y hacia nuevas costumbres..

El tema de la mineria, demostró que la gente está mutando. Que a pocos les gusta quedarse callados. Que las reinas HOT garpan y que los freaks están de moda. Como sea, el cambio está, se siente y respira. Pasan cosas nuevas. Cosas urbanas. Gestos. Nuevos.

Me preocupa, una vez más, los políticos abusando de las intenciones de cambio de la gente. Me preocupa que prometan CUIDAR EL AGUA y luego no tener idea de cómo hacerlo.. como sucedió con la INSEGURIDAD, claro.. En verdad, yo ya no sé a quién hay que creerle. Ni cómo viene la mano. Es el juego más vicioso que leo, la política.

Que cada uno, uno, sólo, en sí, intuya, vote, sea libre y elija. Que no nos cuenten un cuento de hadas.. Que haditas sobran.

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