jueves, 3 de noviembre de 2011



El año está en la cuerda floja. Qué quieren que les diga. Los días se hacen largos o tan cortos como deseemos. Hay un torbellino de eventos y la gente desespera por hacer todo lo que no se cojió en diez meses. También nos pasa que la plata se nos va cual vientito zonda. Resulta que ahora, no queremos ir más a nuestras rutinas. Estamos agobiados porque empieza el calor y entonces, dejamos atrás a las otras dos estaciones que fueron intermediarias entre las bombuchas y el carnaval. Encima, tenemos un millón de asignaturas pendientes y para colmo, una cabeza que no afloja en ninguna estación, sino que se potencia cuando hablamos de Noviembre y la mar en coche.



Mi cuerpo está cansado como el de todos ustedes. Lo sé. Estamos todos como queriendo flotar desde el asfalto. Buscando síntomas para no asistir a todos esos eventos burgueses que la vida nos trae. El gesto de los vestidos cortos y las piernas asomando entre blancas y rojo cangrejo, mientras que algunos más burgueses se meten en camas que los hacen ser de color.



Personalmente, me duele la espalda y necesito que todo el ejército nacional me camine encima, me den una vuelta a la manzana y terminemos derrapando árboles, mientras el sol se pone cada vez más intenso, y la luna es cómplice cuando decidimos enfriar el alma.



Quiero irme de planeta, ¿vamos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario