Tomar una postura, un gesto que nos indique qué elecciones atravesamos en la Arquitectura, no es tarea fácil. Vivimos en un mundo donde la información desborda y limita, nos ayuda, nos enreda y termina demostrándonos los actos humanos como hechos sensibles o no.
Posicionarme en los aspectos teóricos o prácticos me hace reflexionar acerca de toda la vida universitaria y el ‘cómo’ han sido las formas de proyección que experimenté.
Ciertos modelos arquitectónicos han surgido de momentos totalmente sensibles donde la pureza de la forma se gestó por un simple reflejo de la inmediatez de la cotidianidad. Pero, en otras circunstancias, provocar arquitectura me ha surgido de una idea totalmente estudiada, pensada y resuelta como una búsqueda de datos y situaciones que ayuden a defender la idea y explotarla al máximo.
Desde un enfoque filosófico, vemos que claramente un arquitecto puede basarse en un hecho totalmente teórico y luego práctico o viceversa.
El empirismo, se basa en un estado de experimentación total, donde todo surge de hechos que el hombre atraviesa y desembocan en procesos intelectuales como consecuencia de un acto vivido y sentido.
Aristóteles insistía en concepto de que sobre todas las cosas siempre está el mundo de las ideas. Se puede ser totalmente teórico o no, pero siempre en conexión con el estado sensible de las ideas. La búsqueda de significado puede darse por caminos opuestos, pero sin perder la mirada de la idea como guía en el proceso proyectual.
Personalmente, analizo bastante las situaciones de inicio de la arquitectura cuando comienzo a proyectar. Leer e investigar sobre el gesto de la idea desemboca en un proceso proyectual que canaliza las emociones y culmina en la resolución formal de la arquitectura.
Una idea puede ser entendida como una maqueta de dos varillas o también como un texto pdf., y eso es lo que me parece totalmente exquisito de los procesos proyectuales.
La búsqueda de sentido frente a un hecho sensible a veces se vuelve tortura y/o delicia y nos hace ir más allá de la realidad que vivimos. Poder imaginar a partir de una base teórica y sensible es tarea de los artistas. Un sustento que marque las líneas de proyecto y enfoque en los objetivos que queremos lograr, atravesando siempre el mundo sensible, y culminando en una imagen que nos de placer y tenga coherencia emocional.
Posicionarme en los aspectos teóricos o prácticos me hace reflexionar acerca de toda la vida universitaria y el ‘cómo’ han sido las formas de proyección que experimenté.
Ciertos modelos arquitectónicos han surgido de momentos totalmente sensibles donde la pureza de la forma se gestó por un simple reflejo de la inmediatez de la cotidianidad. Pero, en otras circunstancias, provocar arquitectura me ha surgido de una idea totalmente estudiada, pensada y resuelta como una búsqueda de datos y situaciones que ayuden a defender la idea y explotarla al máximo.
Desde un enfoque filosófico, vemos que claramente un arquitecto puede basarse en un hecho totalmente teórico y luego práctico o viceversa.
El empirismo, se basa en un estado de experimentación total, donde todo surge de hechos que el hombre atraviesa y desembocan en procesos intelectuales como consecuencia de un acto vivido y sentido.
Aristóteles insistía en concepto de que sobre todas las cosas siempre está el mundo de las ideas. Se puede ser totalmente teórico o no, pero siempre en conexión con el estado sensible de las ideas. La búsqueda de significado puede darse por caminos opuestos, pero sin perder la mirada de la idea como guía en el proceso proyectual.
Personalmente, analizo bastante las situaciones de inicio de la arquitectura cuando comienzo a proyectar. Leer e investigar sobre el gesto de la idea desemboca en un proceso proyectual que canaliza las emociones y culmina en la resolución formal de la arquitectura.
Una idea puede ser entendida como una maqueta de dos varillas o también como un texto pdf., y eso es lo que me parece totalmente exquisito de los procesos proyectuales.
La búsqueda de sentido frente a un hecho sensible a veces se vuelve tortura y/o delicia y nos hace ir más allá de la realidad que vivimos. Poder imaginar a partir de una base teórica y sensible es tarea de los artistas. Un sustento que marque las líneas de proyecto y enfoque en los objetivos que queremos lograr, atravesando siempre el mundo sensible, y culminando en una imagen que nos de placer y tenga coherencia emocional.
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