domingo, 27 de noviembre de 2011



Hoy es una de esas noches perfectas para ser amor. No me digan que no. Es momento de retorcer espirales. De ser dos en uno y uno en uno en dos. Como girando aire toda la oscuridad. Sí, estoy sola. Casi casi me mando una cagada, pero tengo tantas ganas de dar vueltas por el aire que no voy a hacer cosas que no desee. Qué querés que te diga: si podés salir a volar acompañado, hacelo, porque la lluvia lo predijo: no queda otra que salir a derribar pieles en la guerra de la rutina hecha feriado.

viernes, 25 de noviembre de 2011



Anoche soñé con mi ex: pero no me acuerdo qué. Hace tres meses también soñé con él: estaba muy borracho me miraba y se reía constantemente, yo estaba inerte con mi cámara de fotos y lo miraba sin entenderlo; no paraba de reirse, y se trepaba en su auto como si fuese una garrapata (pero no podía más de la risa) y así terminó el sueño.

Esta mañana cuando me levanté me puse una remera aunque hubiese deseado vivir en tetas toda la vida. Miré la remera hace un rato, notando que cada vez tengo más lunares, descubrí que la primera vez que me crucé con mi ex y unas cervezas también tenía puesta esta remera. Unos meses después de habernos conocido él me confesó que era una gran remera. Ahora, probablemente no recuerde que usé esta remera esa tarde que el patio nos condujo a su espacio.

Yo amaba el patio de su casa porque habíamos comprendido que era como una especie de estación en el mundo. Pensabamos que algún día el mundo iba a tener como paradas de colectivo que todos atravesaran. Y ese patio era un punto clave indudablemente.

Lo que me cuesta creer es que ya casi hace un año que descubrí ese patio con esas flores amarillas y toda la mística de la pasionaria, el mate, las telas blancas, la música, el arte, el pasto, la lluvia, el olor, los pimientos, la plantita buena onda, los gérmenes, la puerta rota, la cerveza, las fotos, los deseos, él, el colchón, yo.


No tengo idea de por qué me puse esta remera hoy.

martes, 22 de noviembre de 2011



Hoy estabamos almorzando con padre y : ¡Crash!: Nos levantamos rápido de la silla: Salimos a la vereda y había sucedido: El día en que un falcón y una Dodge se estamparon en la esquina de casa para interrumpirnos el almuerzo: ¡Fa!: Corrí, pero los niños ya estaban siendo atendidos, agua y vecinos mediante: Bueno, había que seguir con lo nuestro: Volvimos a la mesa y automáticamente pensé: Este choque físico me hizo a acordar a: La mañana: Él caminando con una pila de expedientes por el pasillo eterno de las Privadas Obras: Yo con mis shorts de jeans esperando el impacto: Fue todo por el aire, pero se sintió la explosión como si fuesemos un Falcón y una Dodge.


Me gusta vivir largando partículas al aire.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Resulta que cuando era pequeña, amaba dormir en el piso. Mi madre me cuenta, que luego de inventar muchas estrategias de organización nocturna, llegaron a la conclusión de que lo mejor sería soltar frazadas alrededor de toda la casa.
Tengo unas pocas imágenes de mis deslices nocturnos, en los que muy decidida me tiraba a dormir en el pasillo, justo debajo de la ventana que da al patiecito. Ahora que lo pienso, era una decisión muy arquitectónica: justo debajo de la ventana.

Otras veces, moría de ganas de dormir con mis viejos, pero tenía que hacerme la adulta. Entonces, me tiraba a dormir exactamente al lado de mi madre, pero en el piso, digamos que 60cm más abajo de ella.

Todavía sigue gustandome esto de dormir en el piso. Hay cosas que no cambian ni con un maremoto de frazadas.

No sé exactamente por qué estoy hablando de esto. Pero sí me acuerdo de esa forma de deseo que me tiraba al piso. Porque el asunto es que estaba totalmente consciente de que me gustaba hacer eso. Y era bastante pequeña.


Yo creo que es la primer decisión que tomé en mi vida: seguir los deseos.

martes, 15 de noviembre de 2011

-Sabés, llegó el nuevo cd de 'Florence and the Machine'
-Genial. ¿Cómo te acordabas que lo compré?
(Aire)

-Ahora no está en stock, pero el jueves llega. Tenés que comprarlo.
(Risa)
-Bueno, estoy un poco fundida, pero..

(Clientes le charlan, yo sigo revolviendo los cds y encuentro uno de película)
-Che, vas a Manu, no?

-Sabés que NO. Esa noche es mi cena de egresados. ¡Me quiero morir!
-¿De qué te recibís?
-Bueno, termino de cursar. Arquitecta.
-Ah, viva, todavía te falta.
(Risas)
(Clientes)

-Bueno, arquitecta, te voy a tirar una bomba.
(Explosión)
-Voy solo, y la estoy pensando... .. .
-No pienses, esas cosas no se piensan!!

Salí con 'Boquitas Pintadas', 'Scarface' y una sonrisa de oreja a oreja por la bomba que me tiró de noticia el chico de la Yenny.

lunes, 14 de noviembre de 2011



el silencio me dice algunas cosas. es guacho, pero nos entendemos. se prolonga dos metros y me deja pasar. paso y me devuelve la mirada. y es un rato de paz. camino otros metros y sigue todo igual, pero ahora colgué de un barrilete que me ayudó a cruzar el canal. claro ahora puedo seguir. este otro sigue ahí calladito dando de qué hablar. seguimos así, perpetuos. se cuelga una rama que se cayó y se ríe mientras imagino que se me cae ese balcón en la cabeza y no tengo que soportar más este silencio. de golpe, se me cae una lágrima, que no tiene nada que ver con el hormigón del balcón. pucha. sigo. me sigue. ahora me doy cuenta de que si cambio la cara de mala quizás se le caen unas palabras a este sentimiento. sonrío, pero no pasa naranja. me cuelgo de un árbol, para dejarte pasar, silencio, y no saber a dónde te vas, no me interesás: de eso me quiero convencer. pasás, ni podés sentir la presencia de un cuerpo mientras pasás porque no tenés cómo expresarlo. me enloquece la idea de que no me puedas hablar. entonces me bajo y ya no te veo. no me llena no verte silencio, me estresa que no puedas ni caerte en lágrimas sobre mi rostro. te quiero igual.

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lunes, 7 de noviembre de 2011



Tomar una postura, un gesto que nos indique qué elecciones atravesamos en la Arquitectura, no es tarea fácil. Vivimos en un mundo donde la información desborda y limita, nos ayuda, nos enreda y termina demostrándonos los actos humanos como hechos sensibles o no.
Posicionarme en los aspectos teóricos o prácticos me hace reflexionar acerca de toda la vida universitaria y el ‘cómo’ han sido las formas de proyección que experimenté.
Ciertos modelos arquitectónicos han surgido de momentos totalmente sensibles donde la pureza de la forma se gestó por un simple reflejo de la inmediatez de la cotidianidad. Pero, en otras circunstancias, provocar arquitectura me ha surgido de una idea totalmente estudiada, pensada y resuelta como una búsqueda de datos y situaciones que ayuden a defender la idea y explotarla al máximo.
Desde un enfoque filosófico, vemos que claramente un arquitecto puede basarse en un hecho totalmente teórico y luego práctico o viceversa.
El empirismo, se basa en un estado de experimentación total, donde todo surge de hechos que el hombre atraviesa y desembocan en procesos intelectuales como consecuencia de un acto vivido y sentido.
Aristóteles insistía en concepto de que sobre todas las cosas siempre está el mundo de las ideas. Se puede ser totalmente teórico o no, pero siempre en conexión con el estado sensible de las ideas. La búsqueda de significado puede darse por caminos opuestos, pero sin perder la mirada de la idea como guía en el proceso proyectual.
Personalmente, analizo bastante las situaciones de inicio de la arquitectura cuando comienzo a proyectar. Leer e investigar sobre el gesto de la idea desemboca en un proceso proyectual que canaliza las emociones y culmina en la resolución formal de la arquitectura.
Una idea puede ser entendida como una maqueta de dos varillas o también como un texto pdf., y eso es lo que me parece totalmente exquisito de los procesos proyectuales.
La búsqueda de sentido frente a un hecho sensible a veces se vuelve tortura y/o delicia y nos hace ir más allá de la realidad que vivimos. Poder imaginar a partir de una base teórica y sensible es tarea de los artistas. Un sustento que marque las líneas de proyecto y enfoque en los objetivos que queremos lograr, atravesando siempre el mundo sensible, y culminando en una imagen que nos de placer y tenga coherencia emocional.

domingo, 6 de noviembre de 2011















No es fácil. Ayer estabamos ahí, los tres, de acá para allá, bailando en las góndolas del mega supermercado. Yo nerviosa. Él con sonrisa nerviosa. Y ella con ojos nerviosos. Estuvimos casi tres horas entre toallas, sábanas, colador, tuppers, fuentes, cubiertos, platos, miradas, tostador, recuerdos, infancia, cortina para el baño, sueños, metáforas, morderse los labios, coquetear, desear, atravesar el vacío, cerveza, balde, vasos de cantina.


Mi nido está lleno. Ya casi que puedo mudarme.

Su nido está vacío.

Pero seguimos siendo los mismos ojos nerviosos de amor. Con la nostalgia a flor de piel.

jueves, 3 de noviembre de 2011



El año está en la cuerda floja. Qué quieren que les diga. Los días se hacen largos o tan cortos como deseemos. Hay un torbellino de eventos y la gente desespera por hacer todo lo que no se cojió en diez meses. También nos pasa que la plata se nos va cual vientito zonda. Resulta que ahora, no queremos ir más a nuestras rutinas. Estamos agobiados porque empieza el calor y entonces, dejamos atrás a las otras dos estaciones que fueron intermediarias entre las bombuchas y el carnaval. Encima, tenemos un millón de asignaturas pendientes y para colmo, una cabeza que no afloja en ninguna estación, sino que se potencia cuando hablamos de Noviembre y la mar en coche.



Mi cuerpo está cansado como el de todos ustedes. Lo sé. Estamos todos como queriendo flotar desde el asfalto. Buscando síntomas para no asistir a todos esos eventos burgueses que la vida nos trae. El gesto de los vestidos cortos y las piernas asomando entre blancas y rojo cangrejo, mientras que algunos más burgueses se meten en camas que los hacen ser de color.



Personalmente, me duele la espalda y necesito que todo el ejército nacional me camine encima, me den una vuelta a la manzana y terminemos derrapando árboles, mientras el sol se pone cada vez más intenso, y la luna es cómplice cuando decidimos enfriar el alma.



Quiero irme de planeta, ¿vamos?