Como verán, este mes nos saluda 28 días. Pensemos en todos los juegos de suposiciones que un número dos acompañado de un ocho nos pueden causar. Una vez, caminamos con dos amigas, una de ellas lloró por los ocho perros callejeros que nos cruzamos en el viaje. La otra, es decir mi otra amiga, soltó dos risas al verla preocuparse por cuatro patas que multiplicadas por ocho darían tantísimas extremidades de ocho lindos animales. Seguimos ruta, me crucé con mi ex y sus dos ojos se me clavaron en mis ocho poros más sensibles. Todo siguió y dos autos de detuvieron a mirarnos, mientras ocho mutantes ratoneaban sus dos cabezas, con ocho pensamientos hechos morbo de dos en ocho y ocho en dos. Así, pintó trote: dos pares de zapatillas siguen a un par que corre más rápido: ocho hojas caen siendo las reprimidas del otoño (estamos en verano) ó por qué no las rapiditas que no puede resistir al 28 de marzo, cuando ya puedan soltarse en dos personas y masticar ocho recuerdos. Cuando el cielo se parte en dos, ocho nubes se hacen las vivas y nos proponen adivinar qué están dibujando. Me sorprende la rapidez en que nuestra amiga corre y así el viento me hace caer dos lágrimas que provienen de recordar Febrero de 2011, cuando vos te partías en dos para mí y yo me reinventaba en ocho poros de vida para vos.
Y si te digo que este mes nos entrega 29 días en lugar de 28 la cago toda?
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