viernes, 26 de julio de 2013

Todo lo que pueda suceder en el punto donde tu cara es un lunar simétrico con tu nariz. Donde las leyes físicamente geométricas se alinean y la razón pierde grosamente. Ahí es donde respiro cuando amanezco en el punto que tus facciones me regalan entre sol, nubes, lluvia o lo que tenga que venir. Es justo en esa instancia donde se detiene todo lo conocido y pierdo el eje de los deseos. El mundo ya es un completo desconocido y sólo queremos ir de un punto lunático a una línea oblicuamente vos. 

viernes, 10 de mayo de 2013

y sentirnos ya no es un problema: en realidad ahora el deseo se concentra en un par de pupilas reflejadas, como una conversación entre pestañas y un poco de música por el aire. pasa que nada es tan estable como parece, y una pestaña puede caer y colgar la ceja en cinco segundos : todo ahora es inestable. 
y así, estamos, entre colgar de una ceja ó ser pestaña. 

entre tú es-table y mi in-es-table. 

viernes, 19 de abril de 2013




el flagelo de morir en dos puntos que nos unen,
de la línea a la curva, como girando vamos.
tomás mi mano y ya somos secuencia de puntos.
y así, el aire es fiesta de puntos,
brebaje de líneas gritando curvas,
música congelando geometrías,
leyes matemáticas destrozadas,
teorías físicas ya poco creíbles,
cuando todo fluye,
gira,
rebota,
y nos unen mil puntos,

aéreos.

jueves, 7 de febrero de 2013

De cómo tu extremidad, es ahora mi extremidad. Así, como flotando vamos. Sobre esferas de aire que hemos inventado. Nos queremos desde que pusiste tu capucha y tu campera en mis hombros. Así, como tímidos. De extremo en extremo. Como recorriendo la misma escena. Como atravesados por el mismo puñal. Así, hemos elegido querernos, a pesar de todos. Gritando amaneceres sobre alguna terraza, o con lentes en el cine. Como dos niños, girando de extremidad en extremidad: nos queremos.

Siempre supe que tarde o temprano, seríamos extremos.

lunes, 31 de diciembre de 2012

De cómo do-ce meses, más de tres-cientos días pueden tirarse por la ventana. La fugacidad de los momentos: abrir y cerrar los ojos y ver que otra semana más pasó: que otro parpadeo está latente y que probablemente el día de mañana registre cosas parecidas pero nunca iguales al de hoy. Cambiar y reconocerse en nuevos estratos: eso es más o menos lo que nos sucede de mes en mes. 
Cuando el año comenzó te encontrabas compartiendo la vida con dos adultos más, cenando a sus tiempos, y eligiendo qué mantel poner en la mesa. A los pocos días el panorama era otro: ahora estabas sola y no podías elegir mantel porque tu abuela todavía no había terminado el único que tendrías. Ahora tus tiempos, ritmos, pasos, marcas dependían de vos. La comida. La música. Las alarmas: la rutina. 
Lo sorprendente es que cuando aprendiste tu nueva rutina apareció otra rutina para mutar la anterior: en se-is meses tus extremidades ya no eran las mismas: ahora eran de a dos casi todo el tiempo. La comida. La música. Las alarmas: el amor.
Do-ce meses, muchos días: cuánta comida siendo música: cuántas alarmas te recuerdan cuan vivo estás para tre-ce años más.
No todas las rutinas son iguales.

Feliz año anterior: feliz año nuevo -

martes, 12 de junio de 2012

pasaje san martín tomado.

Pautamos encontrarnos allí: en ese punto donde convergen dos importantes ejes urbanos. Te esperaría adentro, tímida, siempre deseándote. Me dijiste que vendrías vestido de un color radiante: fue ahí donde te imaginé contrastando con la calma de este Pasaje.
Estábamos decididos a encontrarnos, luego de imaginarnos a lo largo de unos cinco o seis años. Recordaba como había empezado el juego y de cómo vos te habías metido ficticiamente en mi piel, siempre impulsado por la carne de otro ser humano.
El día pasó, transitó, y decidí mirar el reloj seduciéndolo para que diera con la hora de tomar el colectivo gaseoso.
Fui agua durante todo el viaje donde los transeúntes me miraban raro y algunos hasta subían el volumen de su música frente a mi tardía pero existente coloración rosada mutando en marrón.
La cosa se puso sería cuando el colectivo se llenó de gente y yo no sabía en que parte del piso escurrirme. Siempre queriendo llegar a ese punto urbano donde aparecerías vos con ese color determinante.
Así, entre resbalón y resbalón, llegué. Te esperé y mientras tanto conversaba con las esferas del vidrio. Este lugar es casi tan bello como ese gesto de cerrar un poquito los ojos y dejar fugar las luces por la autopista.
Me dio un poco de frío cuando ese atrevido señor me mezcló con hielo, pero nada era tan doloso mientras vos aparecieras por alguna de las tres entradas a este sitio.
Estaba jugando con un cubito de agua mutante y apareciste vos. Estabas ácido, pero te metiste de inmediato en mis burbujas. Guau.
Hablemos de cómo un pedazo de vidrio nos contuvo en este sitio, mientras ese señor nos miraba de reojo.
Fuimos tomados, engañados, mientras nos mirábamos como dos desconocidos. El señor nos introdujo en su ser, luego de observar todo el sitio. Decidió matarnos la materia. Nos llevó a lugares infinitos. Nos hizo carne de su carne. Fuimos tomados.
Estoy esperando que mientras este aventón pase, volvamos a vivir cinco o seis años más: pero ya no seamos ni una bebida ni una fruta, sino algún reflejo del señor que nos ha tomado.

lunes, 11 de junio de 2012

histeria cítrica


Como ese limón que se siente naranja. Así, sos limón que te metés en la bebida, que jugueteás con las células del vaso. Que te movés como si fueses víctima de algún giro del aire. Justo ahí donde el cielo se detiene, a vos te dan ganas de cambiar de fruta. Ser un poquito naranja y otro toque rojo, o amarillo como una explosión en tus ojos. Vos, que te creés materia por meterme en la piel del vaso que fue piel mucho antes que vos. Ajam, que te gusta sentirte cítrico, como esa cosa que sale de algún árbol, te roza y luego seduce invitándote a su casa bajo una sombra siamesa.
Vos, que fuiste tan limón. Que me dejaste como una hojita verde poco atractiva. Sí, justamente vos el que me hablaba de los cítricos como seres divinos, que practican artes marciales y buscaban ser tan fruta como vos.
( para de gritar)
Me refería a que vos me viste dos veces, yo tenía un disfraz símil naranja, ¿Vos qué disfraz tenías? Creo que lo olvidé.